domingo, 28 de agosto de 2011

MARTES, MIÉRCOLES... SIEMPRE

Me encanta perderme por las librerías, ojear y hojear libros, nuevos, con pasado, con recuerdos. Me gusta,  esconderme en la biblioteca pública del lugar donde vivo, lugar al que acudo con asiduidad para leer, rebuscar, descubrir... Paseo por la sección de adultos y por la infantil( deformación y formación profesional) y siempre vuelvo a casa cargada de libros - en realidad, sólo los cuatro que me permiten, dos por sección- con la mente despejada, las fuerzas renovadas y deseando encontrar el momento para perderme en las palabras de otros.
Estas citas han desarrollado un contacto muy interesante entre las personas encargadas de la biblioteca y yo. Entre susurros propios del lugar me preguntan si he leído tal o cual obra, comentamos y hacemos crítica de los libros elegidos... en ocasiones me arriesgo a escoger y no siempre acierto.  Nunca me ha importado dejar un libro a medias si no consigo enganchar, al margen de que siempre, dada mi "hiperactividad lectora" (algunos dicen que para todo), tengo dos o tres libros comenzados a la vez. El grave problema se plantea cuando estoy "colgada" de todos y lo que me falta es tiempo. Para paliarlo, he encontrado mi sistema, alternando entre estas elecciones poesía, ensayos, narrativa, infantiles-juveniles y de corte profesional (ante todo maestra, seguir aprehendiendo para continuar enseñando). La verdad es que mis confidentes bibliotecarias andan un poco "desorientadas" con mis elecciones y me preguntan ¿pero, qué no lees?.
Mi última visita, hace tres días, me ha permitido rescatar del olvido una de las obras que más me impactó en su momento, hace ya bastantes años, y que formaba parte de mi biblioteca personal. Digo formaba porque fue uno de esos libros que prestas, como tantos otros, y nunca vuelven a tus manos. Espero que descanse tranquilamente en otro estante y que sus palabras hayan servido a las manos donde ahora reposa. Tampoco importa. Los libros tienen vida propia y eligen el lugar donde han de quedarse.
Me refiero a "Martes con mi viejo profesor" de Mitch Albom. En palabras de su autor "Una lección de la vida, de la muerte y del amor" . ED. Maeva
Ha pasado mucho tiempo desde su publicación, hasta sus primeras ediciones han sido descatalogadas, renació con nuevo aspecto pero igual intensidad. Una verdadera obra de culto que recomiendo. Si ya la habéis leído, volved a retomar sus páginas, en cada lectura aprendemos a vivir de nuevo.Si no lo habéis hecho, buscadla, perdéos en ella.


Una historia real en la que el autor y su viejo profesor de universidad, Morrie Shwartz, al que reencuentra 15 años después, aquejado mortalmente de ELA (Esclerosis lateral amiotrófica) se vuelven a fundir en un clima de mágica conexión espiritual, de afecto y complicidad, intercambiando ideas y reflexiones sobre temas diversos: los valores, el dinero, la familia, el perdón, la vejez, la muerte y el amor.



 


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